Si te han explicado que tu embarazo es monocorial biamniótico, ya sabrás que esperas gemelos idénticos.
Tus bebés están alojados cada uno en una bolsa pero comparten placenta lo que puede dar lugar al conocido como Síndrome de Transfusión Feto Fetal (STFF), una de las mayores complicaciones en embarazos múltiples que puede poner en peligro la vida de tus pequeños.
Sin embargo el STFF tiene tratamiento si se diagnostica a tiempo. Es por ello por lo que los embarazos múltiples, y especialmente los monocoriales, se siguen muy de cerca con revisiones cada 15 días desde bien temprano según explica la doctora Francisca Molina, especialista en cirugía fetal del Hospital Clínico de Granada, referente en el sur del país.
Las complicaciones se derivan del hecho de tener una sola placenta. “Es como si hubiera dos plantas en la misma maceta compartiendo la tierra donde se insertan”, señala. “Las raíces conectan la circulación de un bebé con otro. En esas conexiones comunes, en la misma placenta, los bebés se pasan sangre normalmente en ambos sentidos. Esas raíces pueden tener flujo en una dirección o en otra, pero el STFF se produce cuando hay un imbalance, es decir, un predominio de raíces que conectan la circulación de un bebé de un sentido hacia el otro”.
El STFF se produce cuando hay un imbalance, es decir, un predominio de raíces que conectan la circulación de un bebé de un sentido hacia el otro.
Cuando esto sucede “un bebé crónicamente recibe más sangre y el otro menos. Eso lo expresa con mayor líquido amniótico porque el bebé orina mucho más y además se producen signos de fracaso cardíaco ante tanto volumen de sangre mientras que el hermano orina poco y se va envasando al vacío. La membrana que lo envuelve se queda sin líquido y empieza a presentar problemas de estancamiento”.
Se sabe que hay varios estados. Dependiendo del momento en el que se diagnostique hay que intervenir ya que en un estado avanzado peligran la vida de los dos bebés.
Pero, ¿Cómo se interviene? Según explica la especialista “antes de los años 80 lo que hacíamos era manejar los síntomas. Y como el síntoma más importante era el aumento brutal de líquido en el receptor lo que se hacía era drenar como en una amniocentesis. Así se aliviaban los síntomas de la madre pero no se evitaban las secuelas neurológicas en los niños”.
A partir de los 90 se produjo un salto cualitativo en el tratamiento del STFF. Fue en ese momento cuando se iniciaron las operaciones intrauterinas mediante energía láser. Según explica Molina “se introduce una cámara dentro del saco que recibe la sangre para anular los vasos que causan la transmisión y separar la placenta dando lugar a dos placentas distintas”.
Mediante cirugía láser se anulan los vasos que causan la transmisión de sangre y se separa la placenta para acabar con el STFF.
“Al hacer esa separación”, señala la especialista, “la naturaleza decide. Al dividirse el ovocito un bebé se lleva más placenta que el otro, eso también influye en la supervivencia”.
La cirugía intraútero se hace “cuando no queda otra porque sí que tiene riesgos pero se actúa cuando los riesgos son menores que no hacer nada”, explica Molina. No en vano “hay que entrar en la bolsa, por lo que la rompemos aunque sea con material de menos de 2 milímetros. Se corre el riesgo de que se rompa la bolsa o de que uno de esos vasos estalle y haga difícil la visión, riesgos de infección en la madre o en la bolsa…”
Sin embargo, según indica la doctora “hoy en día hay mucha experiencia en estos tratamientos y si se realiza la intervención es porque los riesgos de no hacerlo son superiores. Es una terapia muy consolidada con datos a nivel mundial que avalan que este tratamiento es el que hay que hacer cuando nos encontramos con un STFF”.
Eso sí, no siempre es posible realizar la intervención. Esto sucede en el caso de que el STFF se produzca antes de la semana 15 ó 16 o bien a partir de la semana 28 ó 29. En este último caso, según Molina, “las conexiones que hay que cortar con láser son grandes y la visibilidad del líquido amniótico es menor lo que hace que la intervención sea muy difícil. En estas edades si los fetos se encuentran muy mal la mejor opción es extraerlos”.
Pasadas las 29 semanas, si los fetos se encuentran muy mal, la mejor opción es extraerlos.
Ya sabemos lo que es el STFF y como se interviene cuando se produce. Pero, ¿cuáles son sus síntomas? Los principales se detectan mediante seguimiento médico. Como explica Molina se observa un aumento de líquido amniótico en uno de los bebés frente al otro, pero las mamás también pueden darse cuenta de que algo no va bien cuando su vientre aumenta de tamaño demasiado rápido.
Según explica Molina “hay veces que el volumen es tan brutal que el cuello del útero se cede dando lugar a contracciones”.
Si te han diagnosticado STFF tranquilízate, ponte en buenas manos y ten esperanza. Lo más seguro es que pronto estés con tus pequeños en casa y todo haya quedado en un susto como el nuestro gracias a la ciencia y a profesionales capaces de salvar vidas que aún no han iniciado su camino más allá del vientre de mamá.