Un buen día tienes a tu pequeño en la incubadora y cuando llegas a neonatos te informan de que están haciéndole el fondo de ojo para ver si hay alguna retinopatía. ¿Retino qué? Es en ese momento cuando abres tu particular diccionario mental y añades un nuevo término al glosario además de un nuevo miedo a tu día a día.
La retinopatía, según explica Julia Escudero, jefa de sección de Oftalmología infantil del Hospital Regional de Málaga, “es una enfermedad de la retina derivada de la inmadurez de la misma. Cuanto más inmadura sea al nacer”, señala, “más riesgo hay de que aparezca”.
Atendiendo a esta circunstancia se establecen diferentes grados del 1 al 5 siendo los casos 4 y 5 los más graves en los que se detecta un desprendimiento total o parcial si bien la mayoría de las retinopatías del prematuro, explica la doctora, son de grado 1 y 2 y se curan espontáneamente. Sólo un 10% llega al grado 2-3 y han de tratarse, normalmente con láser.
“El objetivo principal del oftalmólogo”, según Escudero, “es detectar la retinopatía antes de que alcance el grado 4 porque el desprendimiento de retina por retinopatía del prematuro es de muy mal pronóstico”.
En el caso de tener que intervenir. ¿Cómo se actúa? Según explica la especialista todo depende de lo inmadura que sea la retina así como del estado general del niño para soportar una anestesia.
En bebés de entre 24 y 25 semanas de edad gestacional y menos de 800 gramos de peso se trata de retinas muy inmaduras con lesiones que pueden ser muy centrales. En estos casos, según la oftalmóloga, “se suelen inyectar fármacos en el ojo para parar el crecimiento de vasos anormales mientras que si la retinopatía aparece en una zona más periférica se recurre al tratamiento con láser”.
Para tratar de evitar lesiones graves los médicos empiezan a realizar “el despistaje de la enfermedad” a partir del mes de vida, aunque el plazo se alarga hasta las 6 semanas en el caso de los niños muy pequeños.
Las revisiones se realizan semanalmente o cada 2-3 semanas según el grado de inmadurez de la retina o el grado de retinopatía y se mantienen al alta hasta que no se comprueba que la retina ha madurado por completo. Si ha sido necesario realizar algún tratamiento el paciente deberá acudir a revisión de por vida, dependiendo de la gravedad del caso.
¿En qué consisten los controles? Pues la verdad es que se trata de consultas nada agradables para los padres ya que impresiona bastante ver a tu bebé con un aparato abriéndole los párpados al más puro estilo de la naranja mecánica para que el médico les pueda mirar después de haberles dilatado la pupila. Pero tranquilos, también les ponen un colirio anestésico antes de recurrir al invento en cuestión, lo que no evitará el berrinche correspondiente.
Y así es como ampliarás tus conocimientos oftalmológicos si tienes un bebé prematuro. Tranquilo, si le han dado el alta tu pequeño no debe presentar mayores problemas de visión si bien es cierto que los niños nacidos antes de tiempo pueden padecer más problemas de estrabismo que un bebé a término o requerir el uso de gafas con una mayor probabilidad aunque esto dependerá también de los antecedentes familiares. No todo va a ser culpa de haber empezado a ver el mundo antes de tiempo.