Cuanto antes se empiece a trabajar con un niño prematuro mejor. Probablemente, mientras estabas cogiendo la mano de tu bebé en la incubadora, ya te estaban hablando de la importancia de acudir a Atención Temprana. Pero, ¿Qué es? ¿Para qué sirve? La coordinadora de este servicio en Aprona, Cristina Zamora, nos lo cuenta.
Según explica, “la Atención Temprana es la intervención que se hace con cualquier niño de 0 a 6 años que presente algún factor de riesgo que pueda derivar en un trastorno de su desarrollo ya sea motor, visual, auditivo, del lenguaje o de la comunicación, entre otros.”
Pero la Estimulación Temprana también se inicia en la incubadora. Según explica Silvia Caballero, neonatóloga del hospital Gregorio Marañón de Madrid, “es muy importante empezar a trabajar con ellos, sobre todo a partir de las 34 semanas. Antes no se debe”, puntualiza, “porque su desarrollo neurosensorial no lo permite. No les puedes estimular cuando sus receptores no están preparados”.
¿Cómo se trabaja con ellos en la incubadora? Según Caballero, se hacen ejercicios muy cortos “que han demostrado que han mejorado mucho el desarrollo neurológico de los niños”.
Ya una vez fuera del hospital en los servicios de Atención Temprana se vigila muy de cerca a aquellos pequeños que cumplan una serie de requisitos que puedan derivar en alguna complicación, aunque la misma no se haya manifestado aún. Por ejemplo: bebés de bajo peso, que hayan padecido distrés en el nacimiento, convulsiones, asfixias severas, gemelos, prematuros o pequeños nacidos en partos complicados son candidatos a ser usuarios de los servicios de atención temprana.
La atención temprana busca prevenir para detectar cuanto antes cualquier señal de alerta.
Según explica la coordinadora de Aprona, “los pediatras nos derivan a aquellos niños que consideran que presentan algún factor de riesgo y se trabaja con ellos para que en el momento en el que se observe un trastorno se pueda actuar sobre él y subsanar posibles problemas futuros. En definitiva”, apostilla, “se trata de prevenir para detectar cuanto antes cualquier señal de alerta”.
El tono muscular, los reflejos, el desarrollo psicomotor y del lenguaje o el comportamiento social son algunos de los aspectos a vigilar al tiempo que se estimula el seguimiento visual y auditivo. “A los usuarios de estos servicios”, según explica Zamora, “se les pasa una escala de desarrollo completa cada seis meses para ver como se va evolucionando la parte cognitiva, la social, el lenguaje y la comunicación. Si se detecta algún problema, un equipo multidisciplinar trabaja con el pequeño”.
En el caso de Aprona fisioterapeutas, logopedas, psicólogos y terapeutas ocupacionales están al servicio de los niños. “Lo que no falla son las reuniones de equipo”, apunta Zamora. “Normalmente”, explica, “hay una persona encargada del pequeño pero aquí un fisio no es un fisio normal, si no que hace también el trabajo de un psicólogo y un logopeda. Todos hacemos de todo para que no se escape nada”.
Y es que la coordinación es fundamental, no solo entre los miembros del equipo de atención temprana, si no también con las familias, los médicos, las guarderías y los colegios. De hecho desde Aprona se organizan reuniones con los centros educativos y sanitarios para mantener informados a profesores y personal sanitario sobre el trabajo que se realiza con los niños “de manera que nos complementemos y optimicemos los resultados”.
En el caso de los prematuros, explica Zamora, hay que vigilar, fundamentalmente, “el retraso en el lenguaje y el déficit de atención que se suele presentar a los dos años”. Esto no quiere decir que estos problemas se den en todos los casos, pero a modo preventivo a estos niños “se les sigue hasta que tengan el alta por desarrollo adecuado, es decir, hasta que se comprueba que va todo bien en el área cognitiva, motora, del lenguaje, en el área social y motora fina”.
Terapeutas, médicos, profesores… Pero ¿qué hay de las familias? Según señala Zamora “el trato que se les da a ellos desde los servicios de Atención Temprana es importantísimo ya que servimos de guía, de apoyo y de acompañamiento en todo el proceso. Asumir que tu hijo tiene un problema es luchar contra la incertidumbre y eso es lo peor que hay. Nosotros”, continúa, “estamos con los padres y les damos la información adecuada en cada momento”.
Prevención, acompañamiento, asesoramiento y coordinación. Esos son los cuatro pilares fundamentales de la atención temprana, un servicio al servicio de las familias para no perderse más allá de la incubadora.